En el verano del 2018 unos conocidos con los que había realizado algunos traslados y que gestionaban una sociedad deportiva, que contaba con un importante sponsor, fabricante local de bebidas alcohólicas, conocedores de mi situación profesional, me propusieron insistentemente que participara en su sociedad con un aporte económico para la adquisición de un nuevo barco de regatas.
Insistentemente y de forma vehemente me apremiaban a responder después del fin de semana ya que el viaje a Barcelona estaba previsto para el martes siguiente. Valore durante el fin de semana las posibilidades que tenia para mi proyecto de enseñanzas náuticas participar en la propiedad de un barco de regatas. Y así se lo hice saber a los pintorescos socios que acababa de aceptar.
El viaje a Barcelona para la adquisición del barco elegido fue maratoniano, ida y vuelta en el día, a principios de agosto con los aeropuertos a rebosar de gente no habituada a viajar, un calor sofocante, sin agua en las maquinas expendedoras, el traslado al puerto de amarre en coche de alquiler, etc...
El dueño del barco estaba deseando vender, en ese momento estaba siendo utilizado como apartamento por un familiar suyo, y para tal propósito se le había desmontado el timón de carbono, para despejar la bañera, y se había sustituido por una mesa de jardín de Ikea, toda la jarcia de labor se había enredado alrededor del palo, el wáter se había desmontado sustituyéndolo por uno químico y por lo demás estaba limpio y despejado en el interior.
Presentaba deficiencias propias del desuso y el abandono, se había pintado recientemente el casco de forma amateur y se notaban detalles y brochazos poco profesionales, la orza esta desmentida y reparada, seguramente de llevarla floja, de velas estaba frito, y el motor que había sido revisado recientemente parecía que sonaba bien, aunque las baterías estaban listas. Soportaba también algunos problemas administrativos menores.
El trato se cerró 17.000 € menos que el precio de venta inicial publicado.
Preparamos lo necesario para el traslado desde Tarragona a Cádiz del barco y salimos con la intención de navegar sin tocar puerto. Después de pasar la desembocadura del Ebro donde se puso a prueba la jarcia, con 30 nudos de viento, navegábamos a buen ritmo a motor y vela Mayor, de proa solo tenia una vela de regatas que queríamos preservar.
Desde que salimos el barco hacia agua, el sistema de achiques estaba muy justo y hubo que cambiar las bombas de posición, durante todo el día participamos en la búsqueda incesante de la vía de agua, que descubrimos al día siguiente debajo del plan de la cabina, en el cuarto de baño, habían dejado tirada la manguera de toma de agua salada del antiguo wáter desmontado.
Esa noche se paro el motor a 15 millas de la costa, yo estaba seguro, por haberlo experimentado antes en un barco propio, que era la alimentación, el deposito sucio y lleno de posos que las escoras remueve y la bomba acaba por aspirar. Entramos en Denia a las 4 de la mañana y allí hicimos tiempo hasta la apertura de los comercios y poder cambiar los filtros. Esta avería volvió a repetirse, como yo predije.
El barco llego a Almería donde quedo amarrado a las 48 horas de salir de Tarragona.
Volví a embarcar tres días después en la Línea de la Concepción y navegamos todo el día huyendo del Levante hasta llegar a las diez de la noche a Puerto Sherry donde el barco quedo amarrado.
Mi aventura empresarial y deportiva duro escasos diez días, ya que al sentirme propietario e indagar sobre la gestión de la sociedad en la que participaba, pude comprobar que la sociedad no existía y la gestión económica tampoco, el capital se encontraba depositado en la cuenta personal de uno de los socios, y la información era completamente opaca y desconocida entre ellos mismos.
Estas anomalías administrativas y legales junto con una actitud, por parte de uno de los socios, que manejaba y dirigía en solitario el proyecto, individualista, posesiva, egocéntrica y autoritaria, y que solo escondía un mundo lleno de inseguridades y complejos, me hicieron retirarme, recuperando la inversión y confirmando que "las medias para las mujeres" y que "no te puedes fiar ni de tu padre".
Salimos el viernes a las 20ºº horas del Club Náutico de Valencia, con viento noreste que arrecio por la noche, en demanda de las Islas Vredas, Ibiza. Dimos fondo en Cala d´Hort a las 9,30. A las 11,30 pusimos rumbo a los Freus donde pudimos comprobar la dificultad de la navegación con bajos e intenso trafico marítimo.
